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El amor por bádminton le llegó de sorpresa desde España a sus 10 años de edad. Lo que nunca imaginó fue ser la sucesora del puesto más alto para un administrador federativo a nivel local, tras el deceso del propulsor deportivo en su disciplina.Luliana Ávila González apenas tiene 36 años de edad. De esos, 26 años han sido entregados al deporte del bádminton. Todo comenzó cuando su “padre” fallecido, Pedro Blach Braña, quien se instaló en la Isla al casarse con su mamá, Lurdem González, llegó de la Madre Patria para fomentar el desarrollo de la disciplina que hizo su primera aparición en Puerto Rico con los Juegos Centroamericanos y del Caribe Ponce 1993.

“Lo más difícil que me ha pasado es que me dejen de ver como la hija de Pedro Blach. Que te vean como administradora, que me vean como la presidenta”, dijo Luliana, quien en lo personal tiene el rol de jefa de familia con dos varones, Pedro Gautier y Eduardo Gautier.

Para cambiar la percepción de los que la vieron crecer junto a su padre y expresidente federativo, es demostrarse como una líder más calma al expresar sus ideas y las decisiones en la administración deportiva. Manera contraria a la de Blach que se destacaba por ser explosivo.

“Yo siempre digo, a diferencia de mi papá se tiraba cuatro coños, yo soy más easy going. Creo que tengo muy buena comunicación con mi equipo trabajo, no sonamos muchos, pero hacemos nuestro trabajo”, contó riéndose de la anécdota de su padre.

En el 2014, Blach falleció víctima de cáncer. Situación que también tocó a la progenitora de Luliana, y está pudo sobrevivir. Desde entonces, tomó las riendas de la federación, consiguiendo el respaldo de los miembros de la institución.

“Lo que más que gusta es desarrollar a los jóvenes. Estar en el ‘field’. Es mucha labor social. Vengo del campo de la medicina y me atrae mucho dialogar con los jóvenes de los riesgos que se pueden enfrentar cuando no nos cuidamos la salud, de lo que es el valor de la disciplina y las metas. Es un mensaje que me gusta llevarlo a cabo con el deporte, mi trabajo social y la enfermería. A los jóvenes los tenemos que motivar para que no pierdan los valores”, compartió la también entrenadora nacional.

Con respecto a su edad y apariencia de “atleta”, la también Subtesorera del Comité Ejecutivo del Comité Olímpico de Puerto Rico indicó que se disfruta el cómo le hablan sus atletas.

“’A la doñita todavía le queda’, eso me dicen cuando me pongo a jugar con ellos. Ellos se emocionan. Yo les digo: ‘lo bien aprendido no se olvida’. La explosividad, eso si se pierde. Siempre hemos tenido muy buena comunicación. Ya dije que no iba ser presidente de papel, sería de cancha”, dijo disfrutándose el recuerdo de los acuartelamientos y torneos federativos que lleva a cabo bajo su plan de trabajo en el Albergue Olímpico con frecuencia los fines de semana.

¿Cómo se siente ser la única presidenta federativa en el pleno del COPUR?

“Se siente raro. Al principio sentía nervios. Salir de una cancha a sentarte en una silla donde se discuten tantas cosas importantes de cada federación, encontrarme con eso fue difícil. Lo más importante es escuchar, observar y tomar su propio criterio. Siento que es un reto. Siento que nos destacamos, otras chicas no deberían negarse de aceptar el ese momento de retar a un presidente, siempre que lo haga siempre cuando esté segura de lo que quiere para su federación. La responsabilidad va de la mano con el trabajo social, con el país, la federación y su deporte. Es algo moral y de corazón, y orgullo personal”, concluyó la enfermera.

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